La Seguridad privada de pie y al frente

¿Qué pasa cuando despiertas luego de un merecido descanso, luego de que dejaste todo intacto, tal como lo conocías y a lo que estabas acostumbrado; pero de repente al abrir los ojos te das cuenta que el universo en el que te desenvolvías ya no existe más?
El miedo gobierna, el aislamiento es imprescindible, la gente corre por alimentos, la fuerza pública batallando para que las disposiciones se cumplan, peleas en la calle, cuando sabemos que amigos, parientes, conocidos se están muriendo, cuando nos asustamos por un dolor de cabeza o por haber tosido sin aparente razón. ¿Qué debemos hacer cuando nos toca despertar abruptamente a esta nueva realidad? Y más aún al darnos cuenta, que lo que se viene es mucho más duro porque escogimos una de las profesiones en la que no nos podemos quedar en casa, en la que no nos podemos aislar, una que no puede ser reemplazada por una máquina o cumplida mediante el teletrabajo.

Sí, somos los Administradores, Gestores y Operadores de Seguridad, a los que siempre nos toca bailar con la que nadie quiere, a los que regresan a ver las empresas cuando se tienen que reducir costos, a los que nos llaman a reclamar por todo y por nada, los que no descansamos, los que seguimos trabajando cuando ya las personas terminaron su jornada laboral. Esa es nuestra realidad y no nos quejamos, no porque no nos quede de otra, no porque no tengamos más opciones, sino, porque amamos lo que hacemos, aún cuando sabemos que nuestra actividad es de las menos reconocidas y apreciadas y no tenemos tiempo, ni ganas de quejarnos, ya que nuestro deber es acudir a nuestras posiciones a resguardar el patrimonio de nuestros clientes.